viernes, 18 de enero de 2013

LA INQUILINA


LA INQUILINA
Mi inquilina
que se llamaba Cristina,
bella con rasgos de una felina
desde que la vi se quedó en mi retina.

Tenía 18 años,
blanca, esbelta y muy alta,
ojiverde, pelos largos castaños
su lindo rostro es lo que más resalta.

A mi hermanito
menor de unos 12 años
ella a veces le tomaba la manito,
él se turbaba y diario se daba 2 baños.

Se ponía rojo
él ya estaba enamorado,
y no podía disimular su sonrojo
y al colegio empezó a llegar demorado.

Amor platónico
y se nos puso enfermo,
que tuvimos que darle un tónico
porque se parecía a un ser estafermo.

Después un día
que yo regresaba a casa,
ella me saludó y ya no me eludía,
ahí vi que mi chance no sería escasa.

Fuimos al cine
caímos en la última fila,
y dijo: “Haré algo que te fascine”,
mientras tanto la gente pasa y desfila.

Apagan las luces
y le di una suave caricia,
le dije: «Deseo ver como te luces»,
en esos menesteres ella tenía pericia.

Ella me provoca
con un beso en la boca,
preguntó: “¿Quieres que te lo bese?”
le dije: «No hagas nada que luego te pese».

Bajó la cabeza
me lo agarra y lo besa,
y se notaba que era bien ducha
más bien yo necesitaba darme mi ducha.

La segunda vez
nos vimos en mi azotea,
y se le veía con bastante altivez
estaba bien alegre, me pisotea y risotea.

Le abrí su blusa
bese con amor sus senos,
no dejaríamos la cosa inconclusa,
nuestros movimientos no eran obscenos.

En la tercera
esta vez fue la vencida,
y lo hicimos de manera sincera
acá ella no necesitó de ser convencida.

Y sólo se dio
en medio de la escalera,
y en este sitio fue donde cedió
en las gradas, encima de una bancalera.

Un fiel testigo
el piso manchado con gotas
de haberlo hecho hasta el fatigo,
en que me dijo: “Suficiente, me agotas”.

EL MANU

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